Retomando el viejo sentido del «tú y yo», juego de café para dos, con este proyecto quiero comunicar la idea de que las relaciones son siempre una combinación de dos individualidades; dos universos que funcionan por separado, pero que, combinados, es posible que ganen, que sus cualidades se vean resaltadas, a veces por afinidad y otras por oposición.
Para ello, he creado estas cuatrocientas unidades individuales, tratando de romper con la cada vez más extendida vocación uniformadora del diseño actual, una tendencia que nos aleja de la posibilidad real de elección.